Al entrar en una oficina mal decorada de una calle apacible de la ciudad de Madrid, (no daremos detalles... aunque... si caminas por delante de setenta edificios de la calle Lgsc... y subes cuatro veces las escaleras...) me topo con otro insatisfecho. Otro individuo más del escalón más primigenio de la especie oficinística: los que siempre tratan de plasmar sus mierdas mentales en tus solicitudes de documentos absurdos.
Lo veo desde lejos y le intuyo. Mis cinco nublados sentidos me previenen ante lo que se avecina.
Siempre pasa lo mismo. Al principio te recriminas mentalmente: que si eres una paranoica, que si siempre ves mal en todas partes...Pero entonces, llamémosle "engendrus oficinisticus" (EO), comienza a caminar a un paso militar de 0,0025 km/año y el cuello estirado a no poder más. Yo digo "Bom día". Él contesta "Bom dia" con sonrisa de grinch. Silencio. 1,2, 3... EO estira el brazo dejando su mano derecha bien visible. Uffff. Ya la hemos fastidiado. No le hemos "comprimentado" Toda una educación portuguesa escondida tras cuatro grandes lagunas de educación secundaria y la ofensa aparece sobre la superficie de sus ojos mezquinos. Nuestras manos se separan lentamente y él se dirige a la habitación contigua, cerrando la puerta tras de si. ¡Dios mio! Ya me está abriendo una ficha.
Un "tiruriru tiruriru ru ru" suena en el back stage junto con un conocidísimo pitidito del MSN..
Me muerdo una uña...luego la otra...observo el techo...wow! ¡Qué foto más fea!...uy, caramelos...
Diez minutos después y tras actualizar su perfil de facebook, EO vuelve a aparecer en escena.
Me indica con la mano que tome asiento y yo, más domada que un terrier inglés, sigo sus ordenes ciega y servilmente. EO permanece de pie, observando como se van dilatando poco a poco mis poros y como los dedos comienzan a pelear entre ellos. Mentalmente vuelves a repasar todo lo que has venido a decir :"Bom dia. No, eso ya lo has dicho.Si, bueno.eso fue hace media hora...ehhh...Bom dia, eu precisava de um, no, dum, dum comprovativo...comprovativo? MIERDA" Todo tu portugués,literalmente, al caralho.
Mientras una está absorta en sus divagaciones mentales, EO toma asiento. "Entâo, o que é o que a menina precisa hoje?" Se lo explico como puedo, él pone caras como quiere. Tras catorce minutos de lógica explicación, EO decide aceptar lo que le estoy diciendo y sacar así su siguiente carta. "Bilhete de identidad" Saco el pasaporte,que para el caso es lo mismo. Él sonríe ampliamente. Ha encontrado la excusa rebuscada para no hacer su trabajo.
Suspira. Me mira. Suspira. Observa la pantalla del ordenador. Comienza a teclear. El método del aguilucho es universal entre todos los funcionarios y demás profesionales de la atención al cliente: Tecla por minuto con una pendiente de entrada de 50 cm de longitud.
Suspiro. Se levanta. Recoge el pasaporte y vuelve a desaparecer tras la puerta. Mi curiosidad es demasiaso fuerte, así que compruebo que es lo que le ha costado otros catorce minutos... Mi nombre y la mitad de mi primer apellido.
Escucho los paso lentos de EO una vez más. Se sienta y el aguilucho vuelve a la caza. AL cabo de tres minutos y 2 segundos, las manos de EO se detienen dramáticamente.
"Nâo existe" "¿Qué?" "Que nâo aparece na base de datos" "No puede ser" EO me encara. Yo me hundo en el asiento con, llamémoslo pura mala leche, golpeándome en el pecho. "Tiene que volver el lunes a primera hora con toda la documentación que posea, para probar que usted en verdad existe, y así poder hacerle entrega del documento que me ha solicitado"
Con razón tengo tantos problema existenciales.
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